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Hace unos meses, en una escapada que mi hermana y yo realizamos a Stirling (Escocia), ciudad de la que me enamoré, todo me sonaba a Braveheart, desde su famoso puente donde tuvo lugar la batalla en la que William Wallace derrotó a los ingleses en 1927, hasta el Monumento Nacional de Wallace con sus impresionantes 64 metros de altura.
La partitura de hoy es un tema de la película icónica BraveHeart que ganó 5 Oscar y que a pesar de su total falta de rigor histórico fue un éxito comercial. Esta película dirigida y protagonizada por Mel Gibson que inicialmente rechazó interpretar el papel de William Wallace por la diferencia de edad, está ambientada en la Escocia de 1280 cuando el país es "ocupado" por las fuerzas del rey inglés Eduardo I y cuenta la "historia" del legendario patriota escocés William Wallace. (Entrecomillas por la ficción)
Lo que sí es verídico es que Gibson ya habia colaborado en un largometraje anterior con James Horner que fue el encargado de la composición de la banda sonora. Para su paisaje sonoro del "sufrimiento del pueblo escocés por la tiranía inglesa", además de los leitmotivs del amor, del heroísmo y de la traición, eligió melodías inspiradas en canciones populares tradicionales celtas.
“Mel Gibson tenía una idea de lo que quería pero no cómo llegar allí. Ambos queríamos música medieval, pero la verdadera música medieval es imposible de escuchar durante más de 10 minutos. Entonces, ¿Cómo lo hacemos? Mi trabajo era hacer artísticamente una partitura del siglo XII, pero que fuera accesible para el público en general. Decidimos hacer ciertas cosas tan primitivas como pudiéramos. La película tenía que tener alcance y escala, así que mezclé flautas primitivas sudamericanas (quena) con instrumentos celtas que están fuera de tiempo con los instrumentos modernos. “Usé Uilleann Pipes, que son pequeñas gaitas, y luego seleccioné los sonidos digitalmente, usando el sintetizador como herramienta para obtener la mezcla correcta”
La banda sonora se grabó en Abbey Road Studios de Londres, y resutó ser una obra maestra de partitura orquestal con una profunda influencia celta. Horner usó flautas irlandesas (curiosamente fue en Irlanda donde se rodaron practicamente todas las escenas de la película) y la Quena sudamericana para producir magníficas melodías.
La partitura es una adaptación al piano del tema "For the Love a Princess" , princesa que nunca existió en la vida real del caballero escocés William Wallace.
